CASTELLANO
INTERNO* ( y 3)
Dulce inquietud de las nubes
surcando
sin saber adónde
y transformándose.
Madeja
activa, flor de luna
hilando
ilusiones.
Huele a
viento azul
de nube
verde
sobre las
casas puras
de las
almas yermas…
… y negras
como las noches,
siempre
igual
sin
esperanzas
en la
estancia indefinida
invariable.
La mujer se cierra como pulpa de mimosa
y por un
instante tenemos constante de abejorros.
No es
quitar la miel, ni multiplicar la rosa,
ni caricia
de serpiente.
Llevo luz
para arraigar en tus pechos
leche pura
de espartanos sentimientos,
pero
muerdes cuando quiero invitarte
a pasear por
el camino de las cruces,
porque tu
fantasma huele a prado, a piedra,
a trechos
guarnecidos por sombras inquietas.
Pero serás,
mujer, en el tablero de arena
y
multiplicaciones de niño
que juegan
en la arena con las tumbas.
Universo de colores
encorajinados.
Luces,
lentejuelas,
rosa y rojo,
espada,
arena.
Bailan las
manos,
ardor en
las miradas.
De la
montera al toro
la sangre
espera.
El sol aplasta.
Luces,
lentejuelas.
Fugas
descubiertas,
lo opaco
escapa,
espada,
espera…
Sólo una
sombra queda
escondiéndose
en la arena.
Las manos
vuelan…
Niebla sobre incienso.
Niebla en
las paredes.
Niebla en
los quejidos
santuario…
Paños
verdes perdidos en la brisa
cubriendo
mil troncos milenarios.
Paños
verdes muriéndose de blanco,
calcinada
la esperanza altiniebla.
Como
conchas los hombres
albergando
su tibieza,
caminando
sus pasitos
como leves volanderas,
mirando
chiquititos
sus temblores no miradas…
Blanco todo
blanco sobre lo blanco,
niebla toda
niebla sobre la niebla.
Yo una
hijita, leve rama, simple tronco.
Yo un
hombre, leve alma, simple miedo.
Yo la
niebla, leve niebla, simple niebla.
Verdes,
oscuros, blancos sobre todo lo blanco.
Hojita muere.
Alma yede. Niebla…verde.
Javier
Martínez Palacio, Castellano Interno,
Orión, Madrid, 1962. Este poemario de
juventud transmitía sensaciones de
nuestra juventud en aquellos tiempos de silencio. Miguel de Unamuno escribió; “el que lee un poema, una criatura –poema es
criatura y poesía creación—puede recrearlo. Entre ellos el autor mismo”
.
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