MONCLOA (Una mujer hace historia)
Una novela política de Germán Gullón
Excelente novela que podría
parecer sospechosa –la portada exhibe los colores de la bandera de España, los
mismos de los Episodios de Galdós que
amula--, aunque atrapa cuando los
lectores perciben que el subtítulo, “Una
mujer hace historia”, alberga reprobaciones y premoniciones prendidas a un
estilo siempre bienvenido, pues, como se
dice en el breve epílogo del libro: ”Este
volumen, que parodia la vida política española, pretende llegar a los lectores
que sepan apreciar su humor e intención”.
Nuestra novela política
moderna nació con La Fontana de Oro
de Galdós, se fortaleció en El audaz,
algunos de los Episodios, Doña Perfecta y otras novelas contemporáneas del canario. Juan Ignacio Ferreras señaló que también cultivaban
la novela del dualismo sociopolítico de entonces escritores como Wenceslao Aiguals de Izco,
Ceferino Tresserra, Alfonso Torres de Castilla hasta llegar a Blasco Ibáñez (1).
Antes de la Guerra Civil destacaron José
Díaz Fernández, Joaquín Arderius, César Arconada y Luis Araquistain… En los años franquistas siempre
se mentó a los realistas de la postguerra y a los autores de la novela social, relegándose
a Antonio Ferres, Armando López Salinas y Juan Eduardo Zúñiga, cultivadores de
una novela muchas veces clandestina que fue perseguida por considerarse muy
peligrosa.
Germán Gullón es un
renombrado profesor de literatura y crítico literario --uno de los mejores galdosianos
del momento--, también autor de cuentos y relatos sorprendentes, que decidió hace poco cultivar la novela política
sirviéndose de una prosa que combina documentación, naturalidad, acidez, ironía
y humor. Primero noveló el acoso que los
grandes grupos financieros del Norte ejercían sobre la economía de España y
otros países del sur europeo en La codicia de Guillermo de Orange (2)
y, ahora, ha deshollinado nuestra realidad política en Moncloa (3), construyendo
una utopía donde una mujer, mediando la Corona, alcanza la presidencia del
gobierno. Germán Gullón ha escuchado los lemas y gritos de nuestras plazas y
calles, a los políticos y tertulianos, leído la prensa y también la consigna de
que necesitamos una novela más combativa, y se ha puesto a la tarea con el genio y el ingenio que emergen de sus muchas virtudes
literarias.
La maragata María José
Benavides, casada y madre de hijos pequeños, es la líder del Partido Ciudadanos
Independientes (PCI). Mujer de 41 años, morena
de figura grácil, trato agradable y
carácter firme, trabaja como profesora de inglés en la universidad. También es diputada y acostumbra saludar a la
estatua de Miguel de Cervantes que preside la Plaza del Congreso cada vez que
entra o sale del mismo. Para el jefe del partido de las derechas, (PD), es “una mindundi de las ligas juveniles”, Iñaki
Zulaika futuro camarada de Pepa, piensa que “hay una leona más en el Congreso de los Diputados”. La derechona
Francisca Bello tampoco tarda en descubrir que Pepa “Tiene la espina dorsal derecha”. Sin embargo, el partido que Pepa
preside está formado por escasos afiliados, un filósofo, un novelista y un par
de intelectuales…
Aunque los compañeros creen que su líder tiene una oportunidad única para cambiar el panorama de la política nacional, el realismo de Pepa Benavides asume que sus posibilidades se limitan a poner puntos sobre las íes defendiendo determinados objetivos como el apoyo a las energías renovables, el mantenimiento de las becas Erasmus y la importancia de sostener la inversión I+D. Después de un viaje a Holanda tiene claro que la economía no debe acaparar el discurso político y sus camaradas tratarán de convencerla de que debe ir hacia adelante y liderar una Segunda Transición.
Aunque los compañeros creen que su líder tiene una oportunidad única para cambiar el panorama de la política nacional, el realismo de Pepa Benavides asume que sus posibilidades se limitan a poner puntos sobre las íes defendiendo determinados objetivos como el apoyo a las energías renovables, el mantenimiento de las becas Erasmus y la importancia de sostener la inversión I+D. Después de un viaje a Holanda tiene claro que la economía no debe acaparar el discurso político y sus camaradas tratarán de convencerla de que debe ir hacia adelante y liderar una Segunda Transición.
La proximidad de unas
elecciones generales vale para fotografiar
a los partidos políticos, los que se han repartido el poder hasta ahora --el
citado PD y el partido socialista o PS que está a punto de dejar la presidencia
del gobierno--, nacionalistas e izquierdistas. Germán Gullón ofrece un tapiz de
enredos, personajes que parecen socías de algunos de la realidad aunque lucen
como arquetipos paródicos, diestros en procedimientos basados en la artimaña, el
falso halago, los apaños y el enredo
corruptivo. El retrato que hace de la política española es tal cual, no hay más
concesiones que las que permite un humor
acidulado, sazonado con las imágenes
pizpiretas, vivarachas, corvas o volatineras de la parodia, por ejemplo, cuando un periodista piensa que José Manuel
Malo, Presidente del Congreso “tiene
mucha experiencia parlamentaria. Pone el piloto automático y a jugar con el
iPad”. Al presentar la novela el narrador escribe: “Confieso que he prestado de la guardarropía de la Historia
contemporánea unos maniquís o figuras de cera, según prefieran, a quienes la
imaginación del autor cubrió de carne y hueso de ficción”. Se añadirá que
hay intención política, pero con propósito ético-político
Junto a los líderes están
los camaradas principales. Por un lado Iñaki Zulaika --considerado un talento
natural para los números--, el hacker Pepe Paredes, jefe de la campaña
electoral del PCI y Jaime Noriega, marido de Pepa. Paredes procede de La codicia de Guillermo de Orange, la
novela anterior de Gullón, al igual que Ellen Visser y otros personajes importantes
del grupo holandés que, en Moncloa tienen
un papel de apoyo episódico o esporádico. El préstamo sirve para enlazar las dos
novelas presumiéndose una tercera porque Moncloa
concluye como novela abierta, sin que sepamos lo que sucederá después del
triunfo de Pepa Benavides.
En el otro lado figuran
el cesante presidente del gobierno, el socialista Pablo Bernesga, con faz de “buenísimo franciscano”, personaje de sonrisa
beatífica sobre todo cuando piensa que los vientos soplan a su favor. Al conservador
Xosé Manuel del Castillo se le caracteriza como “un hombre grande de ojos azul oscuro y de piel blanca de celta”. La
verdad es que ambos líderes figuran y representan más que hacen por lo que
destacan sus segundas o terceras espadas,
muy especialmente si son mujeres como Francisca Bello. Pienso que Germán Gullón
asume que el siglo XXI es el de la mujer.
Tampoco extraña que
Gullón torciera su andadura hacia la novela política sin que se perdieran por el camino algunas de las características peculiares de su prosa. El humor abunda en las
opiniones del propio narrador, se convierte en socarronería al describir situaciones y muchas veces surge con chispa y ocurrencias en los
abundantes diálogos de marcado perfil
cinematográfico que aceleran el ritmo del acontecer como sucede en films tan
diferentes como Caballero sin espada
(1939) de Frank Capra interpretada por James Stewart o El
político (1949) de Robert Rossen representado por Broderick Crawford y sin
que este parecer mío suponga que Gullón los tuviera en cuenta.
Peio H. Riaño escribió
hace dos años que desde Juan García Hortelano no ha aparecido una novela política que merezca tal título por
falta de compromiso para proclamar la verdad de la situación real del país. Al
menos Germán Gullón figura entre los que han roto el paréntesis y con una buena disposición: la
importancia que da a las palabras y a las imágenes. Como comenta Rafael Chirbes
--y cito del artículo de Riaño-- cualquier texto es una mirada sobre su época:
"El lenguaje, las palabras son como
las personas frutos de su tiempo y, en cada época, pelean por imponerse unas
sobre otras. Decir libertad, amnistía y estatuto de autonomía era dinamita en
una época, te convertía en delincuente. Hoy te llevan al Parlamento".(4)
Moncloa
es una novela valiente donde el texto, reitero, va envuelto de ironía y humor,
características que apoyan el compromiso ético-político que el autor se marcó al
escribir una utopía nada desdeñable donde también se tritura la maleza que
ahoga a nuestro país. Como recuerda la Miss Marple de Agatha Christie actuando En el
hotel Bertram: “Cuando un jardín se
llena de malas hierbas no hay más remedio que arrancarlas todas de raíz”.
____________
NOTAS.:
1.-
Juan Ignacio Ferreras, La novela española
en el siglo XIX (hasta 1868), Taurus, Madrid, 1987, pp. 70/71.
2.-
Germán Gullón, La codicia de Guillermo de
Orange, Destino, Barcelona, 2013. Esta novela fue comentada en la entrada a
este blog titulada “De la novela Babbitt a La
codicia de Guillermo de Orange” (23/04/2013).
3.-
Germán Gullón, MONCLOA. Una mujer hace
historia, ViveLibro, Madrid, 2014
4.-
Peio H. Riaño “La novela política entre las palabras y las ideas”, Público.Es, 13/3/2011. Se puede leer en Google.
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