BAROJA,
CORRESPONDENCIA
CON S. J. ARBÒ
CON S. J. ARBÒ
Quaderns de l’Ebre[i] es una revista de agradable presentación que coordina mi amigo el
profesor e historiador Roc Salvadó al objeto de demostrar que muchos docentes
de la educación secundaria, además de preparar sus clases, investigan en pro de
la educación, la ciencia y la cultura y difunden sus hallazgos por medio de
trabajos y publicaciones.
En su nº 3 la revista incluye un artículo del
profesor de literatura Pep Carcellé titulado “Correspondència personal entre Sebastià Juan Arbó i Pío Baroja” –ilustrado
con fotocopias de las cartas que cita—y que ha suscitado mi interés
porque el profesor va más allá de comentar la relación cordial que se desprende
de las cartas que ambos novelistas intercambiaron entre enero y agosto de 1948,
correspondencia que se conserva en el
Archivo Municipal del Ayuntamiento de San Carlos de la Rápita.
El Prof. Carcellé
recuerda que la relación epistolar se inició quince años antes de que Arbò publicara Pío Baroja y su tiempo en 1953 y, para entonces, el escritor de La Rápita había adquirido una aureola personal y
literaria al ganar el Premio Nadal de
1948 con su novela Sobre las piedras
grises. Arbò se mostraba en sus cartas como un lector entusiasta de Pío Baroja y crítico
convencido del valor de su obra, mientras las misivas de Baroja, asegura Carcellé,
también destacaban por “retratar enèrgicamente el nivell cultural
d’un país decadent i sincerar-se a nivell personal”.
La única
carta enviada a Baroja --de la que se
conserva un borrador en papel membretado del Ateneo barcelonés-- iba acompañada de un ejemplar de El mayorazgo de Labraz para que don Pío se lo dedicara por ser la novela preferida del
rapitense y añadía su novela Caminos de
la noche. En la carta, Arbò decía que preferiría --si le quedaba ánimo de
leer, podía hacerlo y tenía tiempo-- que
leyese Tierras del Ebro, obra
anterior de la que “si Dios quiere y la
censura” lo permite, pensaba hacer una edición definitiva que le remitiría
cuando eso ocurriera.
Baroja le
contestó el 15 de febrero de 1948 –veintiún días después-- diciendo que leyó la
novela aunque no como hubiese querido porque se encontraba muy mal de salud. Tenía
76 años y como estima correctamente Carcellé, esa edad era la propia de un viejo
en aquellos años y más si la salud estaba afectada. Pese a todo, Baroja comentó
que la novela de Arbò era regional o rural y estaba bien; destacaba su
carácter elegante que le proporcionaba un halo de “lentejuela” y pensaba que leída en catalán probablemente estaría
mejor que en castellano, lo que de algún modo considero un estimable parecer barojiano
sobre el tema de si la calidad de una obra literaria depende de estar escrita en
la lengua materna del autor.
Baroja escribió
de nuevo a Arbò el 9 de julio del mismo año para agradecer el ejemplar prometido y recibido
de la edición definitiva de Tierras del Ebro que le complacía página
por página más que la anterior y lamenta que el trabajo de oficina impidiera a Arbò dedicarse a la literatura plenamente. Carcellé recalca otro aspecto de la carta de Baroja: su
denuncia de la indigencia cultural de un país donde casi nadie leía y del menoscabo
económico que atravesaban sus escritores. Baroja aducía que ningún libro
publicado en España entonces vendía más de mil ejemplares lo que no daba a su
autor para vivir. Carcellé cita estas palabras de Baroja: “Yo al menos no me las he arreglado más que prescindiendo de muchas
cosas. Ahora pasados los sesenta años puedo vivir de lo que he escrito en una
casa que vivir no es vivir como diría algún jugador de palabras”.
Carcellé dice
que a finales de 1950 Arbò pronunciaría una conferencia sobre Pío Baroja en el
Ateneo de Madrid a la que Cela asistió y que la estancia en la Capital serviría para
conocer personalmente al vasco.
Una
curiosidad que proporciona la lectura de este trabajo del profesor Carcellé pleno
de aportaciones interesantísimas. En agosto de 1949 Baroja responde a Arbò en
otra carta presagiando el calentamiento climático que ahora padecemos. Se quejaba amargamente del calor “tórrido” que vivía en Madrid similar al “espantoso” que su sobrino –Carcellé
supone que se refería a Julio Caro—había experimentado en la capital francesa. Tales horrores
llevaron a Baroja a escribir: “Este planeta se está poniendo inhabitable”.
[i] Pep Carcellé,
“Correspondència personal entre Sebastià Juan Arbó i Pío Baroja”, Quaderns
de l’Ebre (Revista d’educació, ciencia i cultura), núm. 3, Tortosa, 2014, pp. 16-28. Revista patrocinada por el Intitut
Cristòfol Despuig de Tortosa, la
Escola Conservatori de Música de
Tortosa y la Diputació de Tarragona. Se puede leer en Google pulsando en mediateca de l'Institut Cristòfol Despuig
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