martes, 24 de febrero de 2015

CASTELLANO INTERNO* (1)


¡Ansia de vida, de esencia!
sin saber lo que somos,
ni lo que seremos.
Pájaros desquiciados
queriendo abarcarlo todo,
luchando con el infinito eterno.
La carne en círculo vicioso
quebrando las alas del espíritu


Castilla,
teoría del sueño
fronda perdida.
Hojas del cauce seco
estío miserable.
Pasa la alondra llorando
sobre el cisne…
chapotas en el agua turbia.
Ranas de San Antonio,
agujitas para la rifa del santo.
Pinchan  laten novias desnudas
a precio de oraciones.
Misteriosos ojos se persignan.
Cal tibia de las paredes blancas;
cal salitre, sed mordiente…
Las venas curva de escapulario.
Las venas llevan sangre
de ninfas en los campanarios.



Mañana tibia
adornada con el oro
del otoño.
Árboles marchitos
Juegos sencillos del recuerdo
renovándose.
El camino sembrándose
de muertes pequeñitas,
pero muertes…
quejidos susurrantes
que se  lleva el viento.

Galas de un año adormecido
como el círculo de la vida.



Pasó el hombre de la lanza
que confundió con cuernos
nuestros dientes.

Del robledal venía
de alancear los árboles.
Ha bebido en la tierra
murmullos del viento,
y encontrado en los robles
el silencio.



Me das miedo, cielo blanco
porque esta noche es triste
…carnaval de luces fundido
en los ojos de los hombres
acosados de silencio.
Piedras grises…
si pusiera un nardo
a vuestra altura
bajaría un mundo a mi esencia.

Encontrarse el juego de las sombras
abrigando nuestro adiós desesperado.


Nota.:
Javier Martínez Palacio, Castellano Interno, Orión, Madrid, 1963. Este poemario  de juventud transmitía nuestras sensaciones  en aquellos tiempos de silencio

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