martes, 8 de junio de 2010



POEMAS DEL BURBIA
(Segunda selección)


ENAMORADOS


Las luces del cielo
mi morenilla enciende
cuando al río la llevo
Por eso la quiero
porque es franca y no miente

De tus pies la senda
iré a penar un día
de rosas desvanecidas


ENSOÑACIÓN


Por un campo de nardos
yo vite en sueños
cantarina el agua
entontecía…
tántala agua
sobre la risa
tántala la brisa
sobre la ría…
y a volar paloma
fuiste lejos
solecita el agua
ensombrecía…
tántala agua
adormecida
tántala agua
ría ría…
por un mal aire
palomilla
por un mal aire
lejos ibas…

.

ADELFAS EN FLOR


Sabroso de amor
faltome ventura
Burbia que te quiere
Burbia que te halle
de la vega donaire
pasito de tarde
¡Ay molinera ay segadora
que yo era en la tolva
lo que en el rio ahora!
Y vosotras la adelfa
la adelfa en flor
que el agua amarga
que el agua endura…
Sabroso de amor
faltome ventura

.

CAMPANAS DE SAN FRANCISCO


No sé que son tienen
los vencejos cuando trinan
ni las golondrinas
esta tarde de color gris
Asoman entre las nubes
que el sol desbarata
y espantan camino del Malvís
No hay azor que las persiga
ni las obligue a huir…
Serán las campanas locas
que en San Francisco
tañen para dejarse oír




LAR


Los sarmientos secos
la abuela prendía
y echaba castañas
y después patatas
El fuego crujía
El abuelo miraba
con melancolía
mientras nos contaban
la noche nacida
cuentos magníficos
que él ya sabía



AUSENCIAS

I

Calle del agua

Me iba
camino de la estación
Me iba
y me decía adiós
Mi abuelo en el balcón
solía
mirar calle arriba
¡Adiós abuelo!
No volvería
en el balcón
tu sonrisa
a recibirme
ni a despedirme
con amor


II


Ramón El Pescador

Y ya dispuesto
pues su vida fue tanta
el pescador
entró en el río
Tenía la barca
esperándole
las monedas contadas
los remos listos
y al buen Caronte
que le tendía
el vino amargo
para la travesía
Y bebió el vino
mientras la barca
se deslizaba
por las aguas dormidas



III

Senderos

De la mano de mi padre
paseaba por la orilla del río
los espejos de la tarde
navegaban por sus ojos
amigos
y me hablaba y sus palabras
quedaban suspendidas

Sé que olvidaba
que tenía como un sueño
arisco
y de pronto encalmaba
no se qué me susurraba
al oído

De la mano de mi padre
caminaba a orillas
del río
Los senderos de la tarde
se adentraban en mis ojos
perdidos

¡Dios! Pues si él era mi gozo
¿por qué lloro? ¿por qué olvido?

.

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