viernes, 5 de febrero de 2010

Confidencias sobre mi libro 
HistoriaS de EspañA


En julio del año pasado empecé a publicar  el libro HistoriaS de EspañA en mi blog finalizado hace cosa de medio mes. Me parece oportuno hacer  algunas confidencias acerca de su contenido.HistoriaS de EspañA acontece en tres espacios, dos  reales –Madrid y Tortosa- y otro ficticio –Lebico-- que también lo fue de mi libro Historia de mi pueblo. Llamo historias a su contenido porque cuentos y narraciones similares lo son para mi, como lo fue alguna tan brevísima como el “Corrido en Dallas” donde narré, como si se tratase de un corrido en son tejano-mejicano,  el asesinato de John Kennedy. (Ver mi entrada del 23 de enero de 2009)

La fecha que doy a cada una de las historias indica que sucedió efectivamente en tal año, siendo dudosa la de “La visita”, pues, pudo suceder años antes o después, aunque –si se me permite la chanza- antecedió al euro con seguridad.

De niño contemplé al viejo médico evocado en “Don Leandro” leyendo en voz alta las noticias del periódico que podían mortificar a los guardias civiles que pasaban bajo su balcón  camino del cuartel. El hijo muerto que se rememora era el mejor amigo de juventud de mi padre. 
Sin embargo, resulta inútil descubrir más personajes de la realidad en los protagonistas porque  se historian 65 años de vida española y de españoles en sucesos espaciados --de los que fui testigo casi siempre—protagonizados por entes de mi fantasía. El Napoleón de las novelas, a fin de cuentas, nada tiene que ver con el de la realidad.

“Entre septiembre y octubre” historia años de juventud de mi generación nacida al concluir la Guerra Civil, la misma que el Sr. Carrero Blanco quiso sacrificar y, sin embargo, protagonizó la transición. Orillé vivencias como la presencia que tuvimos algunos jóvenes universitarios en la AECE (Asociación Española de Cooperación Europea) y las acciones que facilitaron la integración en la Facultad de Derecho de un personaje que después sería importantísimo para salvar nuestra democracia, pero si quise reflejar la frustración que, 
antes o después,  alcanza a todas las generaciones. “Entre septiembre y octubre”era una novela larga, pero la poda apuntada y mi desmedida afición a corregir, la dejó en su mitad.

El tío Jacobo” historia a un tío de mi madre (q.e.p.d.) en tiempos que ella era niña y cuya historia parcial trasladé nada menos que al 23-F para significar los aprietos que trajo a los españoles acontecimiento tan célebre como tragicómico.

La visita” es un tributo a mis 51 años de vida universitaria y a la ciudad tortosina donde vivo desde hace casi 35 años. Salió de un tirón pese a las vueltas del hilo narrativo, sin embargo, corregirla me llevó tanto tiempo que doy por tentativo el año en que aconteció.

Lo relatado en “La tertulia” sucedió en lugares tan dispares como mi antigua casa de la calle madrileña de Narváez, en Austin (Texas) y en Tortosa..., por eso congregué los sucesos en el espacio ficticio de Lebico y en ese lugar reuní también a los personajes que protagonizan esa verdadera historia. Si la narración hubiese sido un capítulo de mis memorias y hubiese cometido la indignidad de descubrir a los protagonistas que se esconden tras los entes de ficción, daría pie a un cotorreo en el mundillo literario y traicionaría mi intención de escribir historias.
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NB.:

Las  historias se pueden leer en las siguientes entradas:

Don Leandro (07/11/15)
Entre septiembre y octubre (26/09/15)
El 23-F del Tío Jacobo (25/10/15)
La visita (04/10/15)
La tertulia (25/11/15)

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